Llevo tiempo con ganas de hacer algo con alguno de mis poemas favoritos. No terminaba de decidirme. Ya sabéis…, ¿entre cuál de tus amores puedes decidirte? Así que, gracias Silvia por traer aquel día a clase al amado maestro Mario Benedetti y el poema “No te rindas”.
Leyendo aquí y allá sobre este poema, he descubierto que es posible que Mario Benedetti no lo escribiese y tal vez fuese un error otorgarle la autoría. No obstante, yo os dejo el apunte, el poema y lo que a mí me inspira. Si no es de Mario le doy las gracias a quien lo escribiese por lo que inspira. Y si es de él, le doy las gracias por todo lo que escribió, por su poesía y por su sencillez, que nos sigue sirviendo de espejo, aunque él ya no esté. Y además, por este poema concreto.
En otras ocasiones ya os he hablado de la resiliencia, esa capacidad que tenemos los seres humanos de encontrar y extraer un aprendizaje positivo de una experiencia aparentemente negativa. Y es que se dice que realmente no hay cosas buenas o malas, ni hay momentos positivos o negativos, que sólo hay experiencias que nos aportan aprendizajes y nuestro ser, nuestra alma inmortal, elige en un momento dado pasar por ellos o no, dependiendo del momento evolutivo en que se encuentre.
En este poema se nos habla de “No te rindas”, de no tirar la toalla y seguir en el camino, sin ceder. Igual que en el Camino de Santiago, la vida es un caminar con los pies a veces llenos de ampollas y rozaduras, hinchados por el camino. En esos momentos en que el frío nos quema y el miedo nos muerde puede parecer que eso nos hace ir más lentos. Incluso sentimos la necesidad de pararnos durante un instante al borde del camino y mirar cómo los demás avanzan mientras tomamos aliento para continuar. En esos momentos “en que el sol se esconde, y se calla el viento”, todo parece aquietarse a nuestro alrededor y nos decimos a nosotros mismos que ya hemos tenido bastante de esto. Que ya no queremos más…
Es el momento de recordar que la vida es eso: “aceptar tus sombras, enterrar tus miedos”. Toma el aprendizaje que este momento te ofrece y sigue adelante porque “aún hay fuego en tu alma, y vida en tus sueños”.
Deja que el siguiente peregrino que pase delante de ti tome tu mano y te ayude a levantarte. “Abre las puertas, quita los cerrojos, derriba las murallas” y concédete una tregua. Reconoce que necesitas ayuda, y dale otra oportunidad a la vida. Date otra oportunidad, realiza este aprendizaje y, de esta forma, la vida ya no volverá a traértelo.
“Recupera la risa, ensaya un canto, extiende las manos, celebra la vida”.
Porque es cierto que hay veces que puede parecer que ya no hay fuerzas en ti para vivir. Pero tú puedes elegir quedarte sentado en el lado del camino, quejándote de las ampollas y las rozaduras, dejando que el frío te muerda y el miedo te queme. O, por el contrario, ponerte en pie y seguir caminando, tomar impulso y desplegar tus alas. Porque este es tu mejor momento y esto es lo que posees: tu fuerza, la gran fuerza del resiliente que asume el golpe, se hace más resistente, vuelve a su forma original, se cura las heridas y sigue adelante.
Recordad:
“Porque esta es la hora y el mejor momento
DESPLEGAD LAS ALAS, CONQUISTAD LOS CIELOS”
NO TE RINDAS
No te rindas, aún estás a tiempo
De alcanzar y comenzar de nuevo
Aceptar tus sombras
Enterrar tus miedos
Liberar el lastre
Retomar el vuelo
No te rindas que la vida es eso
Continuar el viaje
Perseguir tus sueños
Destrabar el tiempo
Correr los escombros
Y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas
Aunque el frío queme
Aunque el miedo muerda
Aunque el sol se esconda
Y se calle el viento
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños
Porque la vida es tuya, y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero
Porque existe el vino y el amor, es cierto
Porque no hay heridas que no cure el tiempo
Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos
Abandonar las murallas que te protegieron
Vivir la vida y aceptar el reto
Recuperar la risa
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos
Desplegar las alas
E intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas
Aunque el frío queme
Aunque el miedo muerda
Aunque el sol se ponga y se calle el viento
Aún hay vida en tus sueños
Porque esta es la hora y el mejor momento
Porque no estás solo, porque yo te quiero.